-Sí, aquí vive, pero no está en este momento; salió para la farmacia a comprar ácido muriático para hacer unas gárgaras; dijo que enseguida regresaba. ¿Quién la solicita?
-Dígale que aquí estuvo a saludarla su amigo el señor Infarto del Miocardio.
-¡Ah!, señor Infarto, ¿no me reconoce? Yo soy Cáncer, el esposo de la señora Enfisema.
-¡Oh!, cuanto placer. Es que teníamos tiempo sin vemos. Vine a hablar con doña Enfisema sobre el nuevo precio de los cigarrillos.
-Siéntese mientras llega, y conversemos.
-¿Usted sigue yendo a la Morgue todos los días?
-Todos los días. Y a las clínicas y a los hospitales. Llego cansado a la oficina y la secretaria me dice: “Señor Miocardio, aquí tiene cuatro llamadas de casos particulares”. -Estoy muy cansado -le respondo-; dile que les pongan adrenalina mientras yo me llego por allá.
-Y a usted, señor Cáncer ¿cómo le va?
-Digamos que muy bien. Mucho trabajo, pero ahora con el Mapurite estoy descansando un poco. Personas que estoy vigilando desde hace 5 años en que se les inició la cosa, se pusieron a tomar Mapurite y por ahí andan muy tranquilas. También el Interferón ayuda. Yo no soy tan malo como dice el doctor Merenfeld; solo me llevo a los que ya no pueden con su alma.
-¿Es verdad, amigo Cáncer, que hay unas máquinas electrónicas alemanas que detectan su enfermedad y ellas mismas marcan el remedio que se debe administrar?
-Es verdad, doctor Infarto. Yo he visto con esos aparatos curaciones que parecen milagrosas. Y en afecciones del corazón, ¿tenemos algo nuevo?
-Sí. Han descubierto que la principal causa del infarto es el stress. Hicieron dos grupos de personas: A y B. En los A catalogaron a todos los tipos tranquilos, sin desmedidas ambiciones ni odios mortales. Y en el B pusieron a los apasionados, ambiciosos que estaban embarcados en dura y desigual competencia por la vida. En el grupo A de los tranquilos casi no hubo ataques miocárdicos; en cambio en el apasionado grupo B se notó una incidencia grandísima.
-Precisamente, señor Miocardio, aquí llega Enfisema. No le haga caso a la perrita, se llama Asma pero no muerde.
-¡Señor Miocardio! ¡Cuánto placer en verle! Su visita me cae como pedrada en ojo de boticario, porque estamos organizando un acto público para la semana entrante. Ya alquilamos un local en el Ateneo que nos lo pagan los laboratorios. La música la van a poner las fábricas de cigarrillos y los refrescos y demás irán por cuenta de las industrias de cervezas y licores. Va a ser lo que llaman en Suiza una kermesse. Espero, don Infarto, que usted tomará la palabra y hasta hará varias demostraciones de sus poderes.
-Encantado, doña Enfisema, usted sabe que nosotros unidos siempre venceremos.
-Le agradezco su colaboración. Todas las muchachas de la farándula se están preparando para participar Las hermanas Algia (Cefalalgia y Gastralgia son de las más entusiastas. Lo mismo las Itis: Hepatitis, Faringitis, Artritis y Pancreatitis. El maestro Diábetes abrirá el acto con la Danza Macabra de Camilo Saint Saens, nuestro gran amigo y benefactor. Representaremos luego "Eran las 3 de la tarde cuando mataron a Lola". Hablarán los médicos brasileños y norteamericanos que liquidaron a Tancredo Neves. Se escenificará un pequeño pasaje del "Médico a palos" de Moliére. Las farmacias han ofrecido contribuir con mil bolívares cada una y las clínicas con 2.000. Actuará un orfeón compuesto exclusivamente por enterradores del Cementerio General del Sur.
Presentaremos una ponencia del doctor Pedro del Corral sobre las dolencias mortales que aquejan a Copei; y otra de Canache Mata sobre los días que le faltan por vivir a Acción Democrática. La doctora Angina de Pecho disertará sobre el poco aire que le queda ya a las izquierdas.
Se pasarán en la pantalla gigante una tomografía computarizada y un electro cardiograma laser de cada uno de los presentes, deduciendo por computadora la fecha aproximada en la cual han de pelar gajo. Rifaremos 200 sillas de ruedas, 500 marcapasos y 5 botellas de insulina.
¡No se pierda de este magno eventol Ríase de la muerte y contribuya! Las entradas están a la venta en los cementerios del Este y el Sur, en la Morgue de Bello Monte y en la Funeraria Vallés. ¡Y a los gordos se le hará mitad de precio!
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