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sábado, 13 de enero de 2018

HISTORIA DE UN AÑO QUE HIZO HISTORIA


                       
    Años hubo en la historia del mundo verdaderamente cruciales. Aquellos en que nacieron Buda, César y Alejandro, por ejemplo, y no digamos Cristo, centro de una religión tan importante, porque ningún historiados alguno registra este acontecimiento. Hicieron historia los años en que fueron derrotados Atila y los Hunos en los campos cataláunicos y aquel en que Carlos Martel detuvo la masiva invasión de los árabes derrotándolos en la batalla de Poitiers. De no haber sido así, el mundo sería huno o mahometano.
      En 1942 Cristóbal Colón partió en dos la historia de la Tierra.
      En la era moderna, fueron cruciales el año de la Revolución inglesa en 1649, el de la francesa en 1789 y los años en que nacieron los dos grandes Carlos, Carlos Marx y Carlos Darwin, sin olvidar el año del gran Pasteur. Con todo, el año más importante de la historia fue el de 1917 cuando Vladimir Ilich Lenin y los bolcheviques tomaron el poder en el imperio de los zares y por primera vez en la historia de la humanidad, fue abolida la propiedad privada.
      Después de 1917, el año mundial más importante fue el de 1941. La barbarie nazi, borracha de poder, tras haber sojuzgado como quien derrumba castillo de naipes, a todos los pueblos de Europa continental, lanzó más de 200 divisiones contra la Unión Soviética segura de dominar a ella y al mundo en pocas semanas. A los dos años comenzaron a volver grupa “los superhombres” y de sus sueños de sangre y esclavitud no queda sino el recuerdo.
       El año de 1941, el de la Carta del Atlántico y de la entrada de Estados Unidos en la guerra, es especialmente importante para Venezuela porque allí partió su modernización, así como el llamado sistema democrático que hoy tenemos. Desde 1936 venía el general López Contreras cambiando las estructuras y echando los cimientos de las instituciones actuales, pero López era un bolivariano obsesionado por el peligro comunista y con él se avanzaba lentamente, dentro de muchas dificultades negando a la oposición el derecho de disentir.
        Pero llegó el comandante y mandó a parar, como dice la canción de Fidel. Llegó Isaías Medina Angarita a la Presidencia y todo cambió. Su gobierno aceptó el ejercicio de la democracia como un hecho cotidiano, ya nadie fue perseguido por sus ideas, ya no tuvimos que andar a salto de mata los 47 “agitadores” que López había expulsado de Venezuela.
        La primera manifestación de modernidad, acaecida en los dos últimos meses de López, fue la fundación de “El Morrocoy Azul”, un semanario humorístico de nuevo tipo, de una tónica hasta entonces inusada en Venezuela. Surgió cuando Carlos Irazábal creciente embajador en Santo Domingo y Kotepa Delgado resolvieron cambiar sus actividades como propietarios de la “Publicidad Técnica”, con sede en la cuadra de La Pelota, por las actividades más resaltantes del periodismo. Hicieron todos los preparativos y conglomeraron a los humoristas (Bracho Montiel, Víctor Simone De Lima, Pardo, Yépez, Guiñan, Saavedra, Rengifo, Firmo Pesquera, Horacio Vanegas, Claudio Cedeño, etc., etc.), para sacar el periódico con el nombre de “Mujiquita”, el personaje de Gallegos. Pero luego se presentó Miguel Otero Silva, asociándose con Irazábal y Delgado, y proponiendo cambiar el nombre de “Mujiquita” por el más poético y humorístico de “El Morrocoy Azul”. El gobierno de López, siempre con sus procedimientos anti izquierdistas, resolvió a raíz del primer número de “El Morrocoy” confinar a Miguel Otero Silva a su ciudad natal de Barcelona. La historia subsiguiente de “El Morrocoy Azul” ya todos la conocen.
         En los mismos días de la aparición de “El Morrocoy”, se incrementó la candidatura de Rómulo Gallegos a la Presidencia de la República, hecho democrático insólito, pues, desde fines del siglo pasado, no había quien se hubiera proclamado candidato sin ser apresado por el gobierno. A los pocos meses en el mes de julio, fue legalizado el Partido Acción Democrática, quien a partir de entonces nos ha dado 39 años de buenas y malas sensaciones.
         En el mes de junio fue llevado al Congreso el Tratado de Límites de Colombia, como hecho casi accompli del anterior gobierno. López Contreras, quien en 1928 mostró su valor personal para no dejarse amedrentrar por supuestas amenazas guerreras de la oligarquía colombiana y entregó tierras y posiciones geográficas en una de las más inauditas claudicaciones que registra la historia venezolana. La lucha contra el Tratado la llevaron a cabo, con verdadero espíritu nacional, los pocos diputados de oposición que entonces había en la Cámara: Rafael Caldera, Pedro J. Lara Peña, Andrés Eloy Blanco, Germán Suárez Flanmerich, Ricardo Hernández Rovati, Vivas, Navas Spínola, y Navarro Méndez. Pero a la hora de la votación estos grandes señores escondieron su bizcocho y sólo tuvieron la valentía de votar en contra los diputados Julio César De Armas, del Guárico; Juan Guglielmi, del Táchira y, los eminentes venezolanos Pastor Oropeza y Martín Vegas.
         El 13 de septiembre se celebró en el Nuevo Circo, el primer gran mitin libre de Acción Democrática, resplandeciendo como oradores Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt y Andrés Eloy Blanco. Por cierto que en este mitin lanzó Betancourt su primera palabra rara: gangonear, inexistente en el diccionario.
        Un día antes, el 12 de septiembre, salió a la calle el diario “Ultimas Noticias”, tabloide de ocho páginas, a centavo, financiado con Bs. 7.000,00 que Kotepa Delgado había reunido con sus utilidades en “El Morrocoy Azul”. (¡Qué tiempos aquellos en que se podía instalar un diario con apenas siete mil papeles!). Fueron sus propietarios Víctor Simone De Lima, Pedro Beroes, Vaughan Salas Lozada y Kotepa Delgado. Fue un salto en el periodismo nacional por haber introducido la información más veloz que se hubiera visto hasta entonces, el despliegue de gráficas acabadas de tomar, las entrevistas, los reportajes, las encuestas, las campañas, los concursos, los reclamos de la población, la defensa de los valores nacionales, etc., et.. Allí nació la primera pléyade de nuestros más resaltantes periodistas.
         En el mes de octubre, se celebró el primer gran mitin de “Acción Municipal”, órgano que representaba los intereses electorales del entonces poderoso Partido Comunista de Venezuela, en vías de legalización. Fue en el Teatro Olimpia y habló entre otros su presidente el doctor Asdrúbal Fuenmayor, esposo de doña Lola, la fundadora de la Universidad Santa María. En este mismo mes, el día 14, entregó su alma a la veneración de la posteridad, el gran humorista Leoncio Martínez, que tantas luchas había dado por las libertades. Para contemplar su cadáver, desfilaron por el Concejo Municipal, miles de personas acongojadas.
         Para los fines de este año, nos tenía reservada la diosa de los deportes, el inmenso triunfo de Venezuela en la Serie Mundial de Base-ball. Todo el país se echó a la calle, borracho de alegría.
        Cerró este  años de tantos sucesos con la infausta noticia de que los fascistas japoneses, arteramente y por sorpresa, habían destruido la base aliada de Pearl-Harbor en las islas Hawai.
         Año crucial, año estelar, este de 1941. Propio para una tesis de grado en la Escuela de Periodismo.   

Diario EL Nacional, Escribe que algo queda.

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