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miércoles, 17 de enero de 2018

¿SOBREVIVIRÁ VENEZUELA A ESTA GUERRA DEL CAPITALISMO SALVAJE?


       


  La llamada “globalización” (economía mundializada) es la última ocurrencia del capitalismo salvaje. Consiste en no hacer ahora complicadas instalaciones industriales en los países atrasados sino apoderarse de las ya instaladas. Gastan las señoras transnacionales varios millones en propaganda masiva para convencer a los incautos de que es pura e innoble chatarra lo que pretenden comprar (sin olvidarse de los dólares para ganarse la buena voluntad de los congresantes y demás dueños de los destinos patrios). Cuando  este sancocho está a punto de hervir, llaman a licitación y  todo sale “fino”, “bandera”, como diría Poletto, el ministro de las Privatizaciones. Este sistema globalizador ha empobrecido y endeudado a más de 120 países coloniales, generando 200 millones de desempleados y 2 millardos de hambrientos desnutridos (¡¡perro mundo!!).
        Una señora que estaba comprando en la casa de abastos de un barrio populoso del oeste entró en trance cuando le pidieron Bs 400 por una lata de sardina, empezando a gritar: -¿Auxilio! ¿Nos estamos muriendo de hambre! ¿Hasta cuándo, doctor Caldera? ¿No ve usted que el pueblo hambriento ya no puede más? Márchese usted ya.
         El dueño del abasto le preguntó: ¿Para dónde quiere usted que él se vaya?
        -Que vaya a comer  mangos “por los arrabales del cielo” –dijo la señora- en las elecciones nos veremos la cara. Los militares van a ganar porque nadie aguante este merequetén tan hambreador.
      En solidaridad con la señora de las sardinas, a nosotros se nos ocurre como una medida heroica, para evitar un estallido, que el gobierno mitigue nuestra hambre regulando (si señor, regulando) los productos agrícolas a como estaban en tiempos de Leoni, comprándole a los hacendados dichos insumos para venderlos a los automercados a precio de regulación.
        Las ventas masivas podrán salvar la agricultura y librarla de la competencia extranjera.
        Esto, por supuesto, no lo hará Caldera. Basta con saber que puso como ministro de Hacienda a una secretaria de los bancos endeudadores, habiendo aquí tantos economistas notables y patriotas.
       Don Rafael debe irse para salvar su nombre ante la historia y para que las elecciones próximas no sean como las anteriores, un mero acto de continuismo y superchería, presidido por “Zamuros de las Barrosa, los de la piedra azulita”, para decirlo con versos de nuestro gran poeta llanero Arvelo Torrealba.
        Nos dijo una señora: -Hay que reconocer que Caldera inventó antes la palabra millardo y ahora está inventando la palabra millerno para denominar a los generales que surgen vertiginosamente por encima de los demás.
      Con el petróleo por el suelo y con los adecos por las nubes, las elecciones de diciembre prometen ser el juicio final del sistema Rómulo-Calderiano.

Diario El Nacional. Escribe que algo queda. 12/7/1998.
        

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