Odio la abogacía –dijo Rafael María Baralt– porque la noble ciencia del Derecho es degradada por la práctica de los tribunales.
Una cosa es presenciar una discusión de
altura en ateneo de juristas y otra permanecer una mañana en una taguara
judicial viendo pesar kilos de complacencias y favores en la falsa balanza de
la ciega justicia. Por supuesto, y esto
no lo decimos para curarnos en salud, que existen hombres muy honestos que se
han desempeñado y se siguen desempeñando como jueces.
Recordemos sólo el caso de Guillermo
López Gallegos, un eminente compatriota, brillante jurista que despreciando por
honestidad posiciones, se fue humildemente a desempeñar la función de juez de
familia ¿Qué abogado, por pícaro que hubiere sido, se habría sentido con valor
suficiente para proponer a Guillermo López Gallegos alguna clase de chanchullo?
Pero los Guillermo López parecen la excepción.
“He venido a ponerme a derecho”, dicen
los estafadores del caudal público cuando regresan de su fuga a Miami. Ya todo el mundo sabe que “ponerse a derecho”
significa en el argot de los leguleyos, conseguir un juez que lo ponga seguidamente
en libertad. Esperamos que a los que
resulten culpables en lo del B.T.V., no se les vaya a permitir “ponerse a
derecho” y que con este caso comiencen los tribunales una labor de superación.
La corrupción de las pruebas no es
propiamente una figura jurídica y en todo caso sería para ser discutida con
Sandra Mondolfi en su antigua rueda de “¿Quién tiene la razón?”. Allí dijeron
un día que “la confesión es la reina de las pruebas”. (Lo decía Esperanza Martinó con sus aires de
reina a toda prueba).
La corrupción que nosotros queremos
tratar aquí es la de las pruebas de imprenta, para proponer a los jefes de
redacción de todos los periódicos que se reúnan en asamblea constituyente y
sancionen un “proyecto de ley sobre errores en las pruebas impresas y sus
afines”. Especialmente en la Gaceta Oficial
que a cada momento tienen que imprimirla por errores de copia.
Uno oye la noticia en la radio o la
televisión y no le pone gran cuidado a las cifras porque sabe que al día
siguiente las encontrará exactas en su diario favorito; pero he aquí, por
ejemplo, que la T.V dice que el producto territorial bruto de Venezuela (el PTB)
no llega a los 100.000 millones, y al día siguiente encuentra que el periódico consigna
que no llega a los 100 millones; fue que el señor o la señorita que copia se
comió tres ceros.
Un venezolano preocupado por la buena
marcha de las cosas, el señor Miguel A. Coronado, nos envió por correo recortes
de varios periódicos con los flagrantes errores cometidos; y así como el señor
Coronado hay muchísimas personas alarmadas por esta nueva modalidad
periodística. Menos mal que todavía los
avisos salen correctos porque si no quiebran las empresas. En el “Programa Rueda Libre” leía Zapata en
días pasados una información acerca de un señor que corría diariamente, antes
de desayunarse, 4 a 5.000 kilómetros.
Seguramente eran 4 ó 5 kilómetros y le pusieron el mil.
A veces son noticias políticas tan bien
deformadas que uno piensa que haya mano intencional en la maniobra. No decimos para Venezuela, pero es
absolutamente cierto, denunciado por la UNESCO, que las grandes agencias
informativas transnacionales tienen en sus metrópolis oficinas especializadas
para transformar las noticias del Tercer Mundo y la de los países
socialistas. Verbigracia: cuando habla
Andropov en Moscú la introducción subliminal de las agencias es así: “El cielo
estaba gris, lleno de nubarrones y el frío era glacial”. Cuando el que habla es Reagan la noticia
empieza: “En un día esplendoroso, de sol muy claro y con una temperatura
sumamente benigna”. Y en los retratos no
se diga: los retocadores dejan a Reagan mejor que cuando era actor de cine, y a
Andropov le ponen unas rayas de casi mendigo.
Esto de las interpolaciones tiene una
historia larga en los anales de la prensa; recuerden nomás aquel gracioso
artículo del gran escritor Eça de Queiroz pintando la jugada interpolativa de
que fue objeto nada menos que el “Times” de Londres. EL primer ministro conservador pronunció el
discurso anual de clausura del Parlamento y terminó deseando merecidas
vacaciones a sus miembros. –Yo por mi parte (agregó una mano traviesa que había
dicho el Ministro), me buscaré algunas damas de vida alegre y me iré en
agradable temporada para la playa–. Todo
el puritanismo del Imperio Británico experimentó una crisis de indignación y no
cayó el gobierno porque fueron muy rápidos en hacer las aclaraciones
pertinentes.
Cuando Víctor Hugo fue recibido en la
Academia Francesa, el Presidente de la institución le dijo en su discurso:
“Vous avez introduit l’art scenic dans la literature française”. Es decir, usted ha introducido el arte escénico
en la literatura francesa, pero al día
siguiente salió en el periódico que el Presidente había dicho a Hugo: “Vous
avez introduit l’arsenic dans la literature française”, o sea, Usted ha
introducido el arsénico en la literatura francesa.
En tiempo de Gómez hubo un señor que
desde su cama del Hospital Vargas hizo un acróstico en verso y lo publicó en
“El Universal” de cuando Andrés Mata. El
acróstico decía: MUERA GOMEZ. Lo fueron
a buscar al Instituto asistencial para meterlo preso con la buena suerte de que
el valiente poeta había muerto la noche anterior. A un linotipista lo mandaron en esa misma
época para La Rotunda porque transformó el Poder Ejecutivo en una mala palabra
con solo cambiar la P la por J.
Cuentan que en Barquisimeto hubo en
tiempos del Benemérito una gran representación teatral, y que entre las
participantes había una señorita de sociedad que fue bien ensayada para decirle
al galán, cuando entrara por una de las puertas: “¡Amor, ciégalo grande!” La
joven se atortojó toda y expresó como horrorizada: “¡Ah murciélago grande!
Esperábamos que por lo menos lo
escrito se libre de la enorme corrupción que está acabando con nuestra alma
nacional.
Diario
El Nacional, Escribe que algo queda, 18/2/1983
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