Preguntaron a un maracucho
-¿No le parece que está muy feo el panorama
mundial?
-No lo sé porque yo lo que leo es el
“Panorama” de Maracaibo.
Verdaderamente que el panorama de la
tierra es como para cerrar enseguida la ventana. ¿Qué pasa, señores del gran
capitalismo que el mundo marcha hacia tan terrible hueco? ¿Qué se fizo el gran Roosevelt? Los sabios
Keynes de la fuerte Albión ¿qué se fizieron? ¿Qué fue del pan y del amor que
prometieron? ¡Qué soledad en este laberinto de crisis!, como diría el gran
escritor y reaccionario mexicano Octavio Paz, (paz a sus restos).
Lo único verdaderamente cierto, sólido y aterrador es que los países de
Occidente gastan anualmente un millón de millones de dólares en fabricar
armamentos. Los fabrican, los prueban y los desechan porque todavía la guerra
no viene. Con ese millón de millones –dicen los Premios Nobel de Paz– se
acabaría el hambre en el globo para siempre.
Lo más asombroso y titánico de la actualidad económica es la lucha
comercial entre EE.UU y el Japón. La mitad del Japón pertenece a los yankis;
pero la mitad de los yankis no consume sino productos japoneses (carros, motos, radios, zapatos) de mano de obra
barata, ayudada por esos obreros que no tienen alma llamados robots.
Otro cangrejo mundial es la OPEP. De 32 millones de barriles anuales
pasó a 16 y sus mismos miembros le hacen la competencia vendiendo el barril con
cinco dólares de descuento. En esta crisis la Arabia Saudita, quien domina a la
OPEP, sigue tan campante porque ella ha acumulado en los bancos yankis
centenares de millones de dólares (dicen que nuestra principal acreedora es
nuestra querida hermana mayor de la OPEP, pero ellos se hacen los árabes y nos
siguen manejando).
Los problemas del petróleo no son nada
comparados con los de la Deuda. América Latina está sudando dólares de sangre
para pagarle a los bancos del Fondo Monetario. El año pasado la sola Venezuela
pagó 5.000 millones de dólares, casi todo por interés.
“Lo malo de la Deuda –solía decir el
General Juan Vicente Gómez– es que los intereses se lo comen a uno”.
Lo peor es tener que pagar algo que no
nos comimos, ni bebimos. Comparada con los países ricos de América (Brasil,
Argentina y México) Venezuela es la que está mejor porque tiene menos
habitantes. Con un poquito de lusinchismo saturado de delpinismo, podríamos
pedir y conseguir 20 años de gracia a los bancos yankis. Responderán estos: no
gracias.
Venezuela tiene tantos
recursos naturales que refiriéndose a ellos nos decía una señora muy
pro-cubana:
-Si la revolucione n vez de ser allá
hubiera sido aquí, Venezuela sería hoy una de las primeras veinte potencias
mundiales-.
Lo que a nosotros no nos deja
prosperar es la corrupción. Para decirlo con palabras del General Guzmán
Blanco: es como un cuero seco; se pisa de un lado y se levanta del otro.
SETENTA AÑOS NO ES NADA
Eduardo, el gran Eduardo, muy Gallegos y gran Mancera, acaba de cumplir 70 años.
Con una bella cabeza poética llena de nobles ideas revolucionarias, el
doctor Eduardo Gallegos Mancera, médico como el Che Guevara y José Gregorio
Hernández, acaba de traspasar el umbral de la tercera juventud.
Llegar al 70 peldaño de la escala de la vida, cualquiera puede; pero
hacerlo como Eduardo, siempre listo para el servicio de sus semejantes, ahí
está el mérito.
Al gran poeta Eduardo,
revolucionario de la belleza, vaya el cariño de siempre.
Diario El Nacional, Escribe que algo queda, 1985
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